"Las cinco condiciones"
Lars von Trier y Jørgen Leth,
2003

Hablo de la película Las cinco condiciones tras una retrospectiva pasados unos días.
Cuando la vi, me llegó a frustrar bastante, pues no acababa de entenderla ni sabía qué mensaje quería transmitir.Tras varios días, he entendido mejor esa sensación.
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A destacar de la película, me ha encantado el reflejo de no saber cómo avanzar, de sentir que no hay salida, pero al mismo tiempo tener la certeza de que, de una manera u otra, todo saldrá adelante porque no hay otra opción. Esa lucha interna, que se refleja en Jorgen Leth enfrentándose a las restricciones de Lars von Trier, me recuerda a mis propias experiencias creativas en la universidad, y más en especial a la temporada en la que se suman las entregas finales, presentaciones y exámenes.
En esos momentos, las dificultades parecen insuperables, pero acaban siendo vencidas, pues no hay más opciones. Creo que me representa mucho ese concepto, sumado también a la creación de proyectos imaginativos con gran dificultad en su desarrollo, pero que terminan llevándose a cabo porque es la idea principal, la que he desarrollado y en la que creo. No tengo tiempo de crear otra nueva, ni lo quiero; me gustan esos proyectos que parten de lo imaginativo y logran conservarse.
Por otra parte, me ha llamado la atención cómo Leth defiende su identidad artística mientras se adapta a las condiciones de von Trier. Este choque no solo genera tensión en la película, sino que también lo obliga a explorar opciones creativas que inicialmente podrían le parecian inútiles o absurdas, pero que al final resultan ser enriquecedoras.
Además, creo que la película va más allá del simple experimento de crear obras bajo ciertas condiciones.
En su núcleo, habla de algo mucho más universal y humano: las dificultades reales de la relación entre el artista y la producción, entre la visión personal y las limitaciones externas. Esta reflexión me parece especialmente relevante porque, muchas veces, como artistas, enfrentamos barreras similares, ya sea por falta de recursos, expectativas externas o incluso inseguridades propias.
Me ha resultado muy llamativa la estética de la película, ya no solo por recorrer barrios como Bombay, Kamathipura (actual Mumbai, India) o Dharavi, en Asia, los cuales me parecen muy interesantes (últimamente abordo temáticas de barrios marginales y su documentación dedicada a la visibilización).
Pero en especial me ha llamado la atención por cómo logra involucrar al espectador de manera tan sincera y personal. Ver las conversaciones entre Leth y von Trier, y cómo Leth lidia con las dificultades, te hace sentir dentro del proceso creativo, sin duda me ha parecido un regalo de película que no valore al verla.