Searching for Sugar Man" 2012

Sixto Rodríguez es el protagonista en "Searching for Sugar Man", documental de Malik Bendjelloul. Lo presentan de manera muy atractiva en la primera parte del documental; hablan de un hombre con una voz especial, que vive en la desolación de las calles de Detroit y es arropado por los oscuros y nublosos bares del barrio.
Conocido inicialmente como un cantautor con un estilo único, Rodríguez no logró el éxito en Estados Unidos, donde sus álbumes pasaron desapercibidos. Sin embargo, su música resonó profundamente en Sudáfrica, donde fue considerado un genio y un ícono de rebeldía en una sociedad marcada por el Partido Nacional de Sudáfrica (el Apartheid).
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Su carrera terminó rápidamente, pues a pesar de tener colaboraciones con productores (Clarence Avant, también productor de Michael Jackson y Stevie Wonder, o Steve Rowland, productor de Boney M), no tuvieron éxito. Según cuenta la leyenda, tras un bolo donde el equipo no era correcto y la gente sudaba odio, el artista, con elegancia, al cantar su última canción, se pegó un tiro.
Su música sufrió una considerable censura; ciertos discos eran rallados y algunas canciones quedaban canceladas, lo que contribuyó a crear un aura de misterio en torno a él. Nadie sabía qué había sido de su vida, y esta censura también despertó un interés por lo prohibido. En Sudáfrica, esta censura lo hizo aún más popular, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y ofreciendo esperanza a quienes buscaban un camino de salida frente al estado opresor.
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La magia de este documental se cita a mitad de la obra; cuenta que en 1996 un sello sudafricano que iba a publicar el segundo disco “Coming from Reality” llamó a un apasionado de su música para citar unas notas en la contraportada. Pensaban que él sabía mucho de él y escribió:
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“Si alguna vez hay un halo de intriga o misterio en torno a un artista, es en torno al artista conocido como Rodríguez… No había datos concretos ni precisos sobre el artista. ¿Anda algún detective musicólogo por ahí?”
Refleja el momento en el que un apasionado cita su desenlace; a partir de ese detalle, el rumor sobre qué había sido de su vida llegó a otro nivel.
Finalmente, un día escribió la hija de Rodríguez, contestando que quien quería saber su historia y quiénes eran ellos para hablar de él.
Después de su breve carrera musical, Rodríguez continuó dedicándose a trabajos cotidianos. Ahora se sabía que era un hombre comprometido con su trabajo (era jornalero y mantenía un compromiso con causas sociales y políticas) hasta el punto de presentarse a alcalde de Detroit, sin ninguna victoria. Se involucró en la protesta por derechos de vivienda y, curiosamente, asistía a su trabajo cotidiano en esmoquin, mostrando ese carisma con la vida.
El documental culmina con su sorprendente regreso al público sudafricano. El 6 de marzo de 1998, volvió a los escenarios realizando una gira donde llenó todos sus conciertos, caracterizando esos conciertos como únicos en la historia. Este renacimiento fue un testimonio del impacto que había tenido en una generación que lo consideraba un ícono.
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Finalmente, después de esa gira, volvió a su vida cotidiana y murió en 2023.
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Si bien Rodríguez nunca alcanzó el éxito comercial en su país natal, su música dejó una huella imborrable en Sudáfrica y en la vida de muchas personas. Me gustaría destacar la historia de un cantante sin éxito, de cómo un artista puede no triunfar en términos tradicionales, pero aún así tener un impacto monumental en la cultura y la sociedad, demostrando que el verdadero valor de la música radica en su capacidad de libertad y conexión con los demás. Personalmente, me ha encantado esta historia que desconocía. Por otro lado, me parece un documental muy trabajado, detallado y original. Me ha gustado porque muestra la realidad de la profunda conexión entre la música y la resistencia social






